Pos Esteban Navarro, Project Manager de CoreWoman

“¿Qué hace un hombre trabajando en equidad de género?”, “acaso eso no es para mujeres”, “¿por qué un ingeniero trabaja en temas de mujeres?”, “un hombre no puede entender lo que es la inequidad de género”, “realmente en este espacio solo pueden estar las mujeres”, etc. Estos son los comentarios a los que tenemos que hacer frente cuando los hombres queremos desarrollarnos profesionalmente en temas de género, diversidad e inclusión.

No obstante, como Brené Brown dice: “no hay mejor definición de privilegio que evitar tener conversaciones incómodas”. Trabajar en estos temas con hombres y mujeres es tener conversaciones incómodas todos los días. Esto se debe a la cantidad de creencias que hemos adquirido mientras hemos crecido, en particular, el sistema patriarcal que no discrimina por género, pero sí se encarga de ponernos roles claros a hombres y mujeres con el fin de mantenerse vigente.

En CoreWoman trabajamos para tener esas conversaciones incómodas en un ambiente de respeto y seguridad con todas las personas. ¿Por qué un espacio seguro? Porque querer retar, así sea un poco, las concepciones más arraigadas de la masculinidad y la feminidad puede generar miedo, ansiedad o rabia al querer mover un sistema de valores que se refuerza con incentivos y castigos constantemente.

Hoy ponemos el rol de los hombres sobre la mesa para resaltar la importancia de trabajar por la equidad de género promoviéndo su particiáción activa todos los días. Cuando trabajamos con organizaciones, sean de industrias masculinizadas o no, la realidad es que cuando vemos de abajo hacia arriba observamos cómo poco a poco aparecen techos de cristal que impiden acceder a posiciones de liderazgo a las mujeres y por ende al poder.

Entonces, ¿cómo involucrar a los hombres en esta conversación? Queremos compartir tres aprendizajes sobre cómo empezar y mantener la conversación.

  1. Sensibilización personal. Al igual que las mujeres, hemos tenido que cargar con el peso de un sistema masculino tradicional que nos impone roles y responsabilidades que no entendemos o no queremos. No es normal que a un niño se le diga que va ser la cabeza de la familia solo por ser hombre, no es normal que desde edades tempranas se incentive la ingesta de alcohol para que se “vuelvan machos”, no es normal presionar para que un adolescente comience relaciones sexuales a temprana edad, y mucho menos es normal que a los hombres se les eduque para que tengan derechos sobre las mujeres. Reconocer estos ejemplos es doloroso. En nuestra experiencia vemos cómo inconscientemente los hombres compensamos nuestros dolores. “Sí, me dijeron eso, pero al mismo tiempo me dejaron hacer alguna cosa”. La sensibilización personal busca reconocer, que así sea la imposición más pequeña, al aceptarla, validamos su continuidad de manera consciente o inconsciente, principalmente por los privilegios que nos permite acceder.
  1. Reconocimiento de poder elegir. Mientras se logra desenmarañar desde la manera más sutil hasta la más notoria las formas en la que se nos impone la masculinidad tradicional, trabajamos en el reconocimiento de poder elegir. Este proceso es poderoso. Muchos hombres al entender que hemos aceptado la manera en que se nos imponen las cosas, desarrollamos ansiedad, rabia o tristeza. “Ahora qué hago con esto”. El poder elegir viene con una fuerte educación sobre equidad e igualdad de género. Mostrar los beneficios de no cargar con el papel que tengo que actuar, sino con la libertad de poder ser el protagonista de mis comportamientos y emociones. Por ejemplo, la mayoría de hombres no somos violentos, pero frente al conflicto se nos ha dicho que tenemos que “hacernos respetar”, esto tiene una carga violenta muy fuerte para el hombre y los demás. Frente al conflicto es mejor aprender a entender el punto de vista de la otra persona, negociar y en algunos casos ceder. El camino a la igualdad de género muestra que tenemos capacidad de elegir y que está bien no saber qué hacer o cómo comportarnos siempre y cuando tengamos la voluntad de querer aprender.
  1. Uso de las posiciones de poder. En la mayoría de países de latinoamérica ser hombre viene con una carga de privilegios. Desde quién lava los platos en casa, hasta quién toma las decisiones en una empresa. Cuando trabajamos con hombres hacemos mucho énfasis en entender qué tipos de privilegios tienen dado que no todas las personas tenemos los mismos privilegios. Un hombre negro, de una ciudad intermedia, bisexual e ingeniero no tiene el mismo acceso a privilegios que su colega blaco, de una ciudad desarrollada y heterosexual. En ese orden de ideas con el más mínimo privilegio los hombres podemos tener un papel activo como aliados de luchas de personas o grupos que no lo tienen. Por ejemplo, cuando se cuestionan decisiones en el hogar sobre quién debería cocinar, cuando públicamente defendemos a un amigo que es gay, cuando decidimos que no validamos chistes misóginos y machistas, etc. Usar nuestro poder es un acto de justicia no de caridad. Esto es muy importante. El ser aliados no puede ser condescendencia. 

Entonces, sensibilización personal, reconocimiento de poder elegir y el uso de las posiciones de poder son tres aprendizajes que hemos tenido desde CoreWoman al trabajar con hombres en proyectos organizacionales y de desarrollo. No obstante, reconocemos que es un trabajo difícil, que requiere mucha constancia y valentía, pero que al final trae consigo múltiples beneficios tanto a nivel de las organizaciones que deciden promover masculinidades positivas, como a nivel personal para los mismos hombres y, por su puesto, también para las demás personas en roles menos favorecedores como las mujeres.

Es por esto que hoy recordamos que trabajar con los hombres por la equidad de género es una labor constante que implica conversaciones incómodas todos los días. CoreWoman acompaña a las organizaciones que buscan incluir temas de equidad, inclusión y diversidad en su discurso, a través de programas de fortaleciemiento organizacional. Así mismo nos aliamos a CWTech, la plataforma de aprendizaje digital para desarrollar estrategias de formación virtual que potencian las habilidades y conocimientos de los públicos de interés de las organizaciones con enfoque de género y a gran escala.

¡Incia estas conversaciones incómodas ahora y súmate al cambio!