La crisis generada por la Covid-19 trajo consigo un aumento de las Violencias Basadas en Género (VBG), sobre todo de la violencia doméstica. Para muchas mujeres, la situación significa la permanencia en aislamiento con sus agresores 24/7, con un estrés adicional debido al aumento del desempleo, y al cierre de colegios y jardines infantiles – situaciones relacionadas con la sobrecarga del cuidado que recae en las mujeres.

Las VBG afectan la salud física, mental y la autonomía económica de las mujeres. Un estudio en Australia encontró, por ejemplo, que las sobrevivientes de VBG son 38% más propensas a desarrollar problemas de salud mental como ansiedad, depresión, desordenes alimenticios y/o pensamientos suicidas. En el caso de Colombia, Ribero y Sánchez, calcularon que las mujeres que habían sufrido Violencia Intrafamiliar (VIF) tenían una mayor probabilidad (6.4 puntos porcentuales) de estar desempleadas, y que sus ingresos eran 41% más bajos para violencia leve y 73% más bajos para violencia severa, con relación a las mujeres que no habían sufrido de abuso. Por otro lado, este fenómeno no solo puede contribuir a una mayor afectación de las mujeres durante la pandemia, sino también a su recuperación en el mediano y largo plazo.

En todo el territorio colombiano, entre el 25 de marzo y el 2 de julio (100 días) de 2020 se registró un incremento de 130% en llamadas a la Línea 155 con respecto al mismo período en 2019. La tendencia se mantiene a nivel internacional. En México, durante los meses de marzo y abril de 2020, se registró un incremento del 300% en las llamadas a las líneas de atención, comparado al mismo período de 2019.

Sin embargo, también existe evidencia de que ha bajado el número de casos reportados en hospitales y en Medicina Legal. Las reducciones pueden ser debidas a las restricciones de movilidad, aspectos económicos y el miedo al contagio por la Covid-19, ya que son un obstáculo para el acceso a las

Rutas de Atención. Adicionalmente, la detección no es prioritaria debido a que las VBG pueden no ser consideradas como prioritarias en tiempos de pandemia por la presión sobre los sistemas de atención de otras necesidades.

Debido a las características de la pandemia (hiperconectividad , aislamiento) la problemática también puede haber ganado notoriedad en redes sociales, lo que no significa necesariamente que los casos hayan aumentado desde el inicio de la pandemia, pero sí que existe un mayor interés sobre este fenómeno. La evidencia periodística sugiere, por ejemplo, que decisiones como el “Pico y Género” también generaron un aumento de la violencia contra la población trans y no binaria. Durante las primeras tres semanas de la medida se registraron nueve actos de discriminación.

¿Cómo analizar o atender la ocurrencia, el aumento o el subregistro de VBG en tiempos de COVID-19? ¿Puede el Big Data ayudarnos identificar tendencias en violencia y el nivel de preocupación de la sociedad por el flagelo y generar respuestas efectivas?

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