Escrito por: Solymar Torres.

Socia fundadora de Human Capital MF, consultora en Gestión de Talento y Desarrollo Organizacional para el sector de Inclusión Financiera y empresa social. Consultora Aliada de CoreWoman. Amante de la naturaleza e idealista empedernida.

Imagínate que has estado encerrada en una cápsula del tiempo, sumida en un hermoso sueño por 100 años y, de pronto, despiertas y decides abrirla, para volver a la realidad… ¿Cómo te sentirías? ¿Con qué te encontrarías? Éste es el ejemplo más cercano en el que puedo pensar, para explicar cómo se siente volver a la realidad laboral después de pasar un tiempo largo dedicada, por primera vez en mi vida, a la maternidad.

Claro que, el haber estado centrada -prioritariamente- en ser mamá, no significa haber estado encerrada, sumergida en un profundo sueño; al contrario, es haber estado reinventándome, descubriéndome, y fortaleciéndome; ha sido sentir que he estado más despierta que nunca.

Cuando tomé la decisión de ser mamá, me enfrenté a una de las principales disyuntivas de las mujeres de mi época: ¿Cómo podía balancear el continuar con mi carrera profesional y, a la vez, disfrutar y educar a mi hijo dedicándole el tiempo que consideraba necesario durante los primeros cinco años de su vida?

Con la idea de ser mamá, y de hallar la respuesta a esta pregunta, aproveché el traslado de Colombia a Miami con mi esposo, y renuncié a mi puesto gerencial en una ONG internacional en Bogotá, para ser consultora independiente.

Así, comencé años antes de que llegara mi hijo a preparar todo, con el fin de poder manejar mi tiempo. A pesar de esta planeación, cuando nuestro bebé nació, me encontré navegando en un océano desconocido: una maternidad frente a la cual me sentí completamente inexperta, y que exigía una dedicación intensa, sin la red de apoyo familiar que hubiera tenido en mi país, pues en EEUU era una inmigrante reciente y solitaria, con un esposo que viajaba el 80% del tiempo.

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Aunque pensé que habíamos planeado todo muy bien, esta experiencia de ser padres primerizos  llega con muchas sorpresas, y descubrí que el “manejar mi tiempo” era una fantasía: creía que trabajaría mientras el bebé dormía, pero lo único que quería era también dormirme; pensé que podría dejarlo sin problemas mientras yo viajaba de trabajo, pero en el fondo, sólo quería dedicarme a cuidarlo, y no dejarlo en manos de nadie. Hice compromisos imposibles de trabajo, que me costaron muchas horas de sueño y tranquilidad, durante su primer año de vida.

Dos años después, cuando llegó mi segundo hijo, ya había aprendido: negocié mejor mis compromisos de trabajo, dejé ir unos cuantos negocios, prioricé, planeé mejor y separé los primeros seis meses, para una total dedicación a mi nuevo bebé. Creé una red de apoyo, que, en ausencia de mi familia, me diera la mano para atender los compromisos de trabajo, y en el tiempo que mi esposo estaba en la ciudad, negociamos un mejor esquema de trabajo en equipo, con el fin de poder responder conjuntamente a las labores de la casa, y al cuidado de los niños.

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Durante los primeros cinco años de vida de mis hijos trabajé medio tiempo, con oficina en casa, y fui mamá tiempo completo. Tuve que luchar contra mi voz interna cuando me decía que tenía que estar siempre con ellos para que las cosas salieran bien, y delegué algunas tareas como llevarlos a actividades donde sabía que estarían entretenidos sin mí. Me convencí de que otras personas también los pueden cuidar, y enseñarles cosas importantes para su existencia, que necesitamos una comunidad que nos acoja y ayude, y no aislarnos, porque “se necesita una villa para criar un niño”.

Ahora que mis hijos ya van al colegio, aún manejo mi tiempo, y estoy con ellos gran parte de la tarde. Sí… hay días en que no puedo estar todo el tiempo presente, sin embargo ahí mi red de apoyo llega al rescate. Pero hay días que puedo disfrutarlos todo el día, y hago ese tiempo contar, y busco que sea de “calidad”.

De manera voluntaria, hago coaching a mamás que quieren regresar al mundo laboral, y me doy cuenta de que si tu plan es volver a trabajar después de la maternidad, se requiere un esfuerzo y compromiso conscientes con tu pareja para:

–       No desconectarse del todo del mundo exterior ni de la comunidad mientras estás dedicada a tus hijos. No todas podemos tener oficina en casa o trabajar medio tiempo, pero se puede mantener conexión social y solidaria por medio de asociaciones, asistir a eventos profesionales, colaborar por horas en algún voluntariado, etc.

–       Buscar espacios para estar solas. Así sea una hora, vale la pena hallar tiempo para leer, actualizarnos, escribir… lo que sea que te conecte con la profesión o el oficio que amas.

–       Hallar espacios a solas con tu pareja, porque es tu coequipero y lo necesitan.

–       Eliminar los sentimientos de culpa por no dedicarle tiempo a tus hijos. Ser una mamá que se realiza profesionalmente e intenta balancear los aspectos importantes en su vida, les envía un mensaje muy positivo para que ellos hagan lo mismo en el futuro.

Con el fin de lograr estos espacios es importante la red de apoyo, la cual no sólo  se refiere a niñeras o personas a las que les pagas, sino además se trata de amigas, otras mamás y papás cercanos, y cuando se puede, la propia familia. Hay que crear con nuestro núcleo familiar esa tribu, salir de nuestro aislamiento. Hoy más que nunca estoy convencida de que la maternidad no está diseñada para ejercerse en soledad, o para demostrar que somos capaces solas.

Por otro lado, he aprendido que ser mamás nos permite desarrollar o fortalecer habilidades que van a ser muy útiles a la hora de regresar a trabajar, o de construir una nueva ruta laboral, después del receso de la maternidad; es fundamental que seamos conscientes de ello, que lo mencionemos, que les saquemos provecho a dichas habilidades y que las valoremos. No estamos en desventaja en el mercado laboral, todo lo contario, si tu experiencia ha sido positiva, habrás hecho un Doctorado (que nunca termina) en:

  • Resiliencia/tolerancia a la frustración
  • Capacidad de aceptación
  • Empatía
  • Planeación & organización
  • Manejo apropiado del tiempo
  • Autoconocimiento

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Y seguramente encontrarás otros muchos logros más. Mi mensaje para las mamás que quieren volver al mercado laboral como empleadas o como trabajadoras independientes es que sean conscientes de estas nuevas habilidades desarrolladas, que se sientan seguras y orgullosas al tomar la decisión de dedicarse a sus hijos durante la fase más vulnerable de su crecimiento, sin abandonar otras facetas esenciales de su rol como mujeres que han dejado huella, y contribuido positivamente a la construcción de una sociedad mejor.

 

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