Por: Susana Martínez-Restrepo / Fedesarrollo
Se ha demostrado en diversas investigaciones que factores como más educación y mejores oportunidades de trabajo y mejores ingresos para la mujer tienden a reducir el número de hijos y a aumentar la edad promedio del primer embarazo. Esto se explica ya que el costo de quedar embarazadas es mayor para las mujeres de alto nivel educativo, pues ellas podrían tener mejores salarios en el futuro.
Por un lado, según datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), el nivel educativo de las mujeres ha aumentado significativamente, pasando de 6.7 años de educación a 8.4, entre 1995 y 2012, y la participación en el mercado laboral, de menos del 50% a 62% en el mismo período.
Por otro lado, según datos del Banco Mundial, el embarazo en la adolescencia ha aumentado de 17% a cerca de 20% en esos años ¿Es el embarazo en la adolescencia producto de falta de educación sexual o un proyecto de vida?
Se asume, generalmente, que muchos de los embarazos en la adolescencia son resultado de accidentes y/o falta de educación sexual en el hogar y en la escuela. Para responder a esta problemática se han aumentado y mejorado los cursos de educación sexual en los colegios y centros médicos, entre otros.
Dicha solución supone que el problema, o al menos parte de él, es la falta de información. Por eso, los programas de educación sexual incluyen la enseñanza, la difusión y la comunicación sobre las relaciones sexuales, la reproducción, la planificación familiar y el uso de anticonceptivos, el sexo seguro, las enfermedades de transmisión sexual y las normas culturales sobre este tema.
Actualmente, programas como Más Familias en Acción desarrollan proyectos de educación sexual para prevenir el embarazo en la adolescencia. Igualmente, el Ministerio de Salud y Protección Social, y la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer, lanzaron la campaña masiva de comunicación llamada “Por mí, yo decido”, la cual cuestiona las normas sociales y culturales vigentes que promueven el embarazo a temprana edad.
Asimismo, pone en tela de juicio la creencia de que la única forma de realizarse como mujer es a través de la maternidad, o el pensar que los “verdaderos hombres” son aquellos que tienen varias mujeres, y no se protegen ni responden por sus actos.
Sin embargo, existen algunas tendencias que podrían revelar una historia más compleja. Como lo muestra el siguiente gráfico, el porcentaje de embarazos en la adolescencia es más alto para los quintiles más pobres, y ha aumentado en todos los quintiles de ingreso, pero particularmente entre mujeres adolescentes de los quintiles dos y tres, con una diferencia en total de 7% y 9% respectivamente, entre 1990 y 2010.
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